Azul: nuestro primer vuelo

18 marzo 2009 | By More

Azul Linhas Aéreas

Este es el relato de nuestra primera experiencia como consumidores con la compañía aérea brasileña Azul, con quien realizamos recientemente dos vuelos, del aeropuerto de Campinas, en el estado de São Paulo, al aeropuerto de Salvador de Bahía, y vuelta.

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1. PRECIOS

Pagamos R$333,04 por persona, impuestos incluidos, para un billete de ida y vuelta de Campinas (VCP) a Salvador (SSA) en horario diurno. Si hubiéramos sabido del cupón de descuento del que informó nuestro blog hermano Aquela Passagem un día después de haber realizado la compra los billetes nos habrían salido un 25% más baratos.

El precio fue, de lejos, lo más barato que encontramos para la fecha, costando casi la mitad que vuelos en horarios similares de la Gol o la Tam (estos a partir de los aeropuertos de São Paulo capital).

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2. COMPRA DE LOS BILLETES

El procedimiento de compra de los billetes online nos pareció claro y transparente. Las tarifas son presentadas de forma clara con los impuestos ya incluidos. No obstante, en el momento de finalizar la compra el sistema dio un error, indicando que el pago no había podido ser finalizado y que nos deberíamos poner en contacto con la central de la compañía por teléfono para finalizar la compra.

Primera llamada. 5 minutos explicando la situación y confirmando todos los datos con la persona que respondió al teléfono y la llamada se corta de repente.
Segunda llamada. Después de 20 minutos al teléfono con una persona muy atenta y simpática conseguimos confirmar la compra y recibir por correo electrónico la copia de la reserva.

Tener que pasar media hora al teléfono para completar una compra que debería haber sido realizada enteramente por Internet no nos satisfizo.

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3. TRANSPORTE HACIA Y DESDE EL AEROPUERTO DE CAMPINAS

Azul

La Azul pone a disposición de sus pasajeros un autobús desde el shopping Villa-Lobos, en la zona oeste de São Paulo, hasta el aeropuerto de Campinas. En marzo ese autobús era gratuito. Llegamos a la parada del autobús, convenientemente identificada, 15 minutos antes de su horario de partida. Ya había una gran fila de gente esperando para embarcar. A pesar de ello, el autobús no llegó a llenarse. El conductor nos contó que cuando el autobús se llena la empresa pone automáticamente un segundo autobús para que nadie se quede en tierra.

El autobús salió con 5 minutos de atraso. La Azul informa un tiempo de viaje entre el shopping y el aeropuerto de 1 hora y media, creemos que por precaución en caso de tráfico congestionado. Pero como el autobús sale rápidamente de São Paulo y toma ya la autopista que le lleva a Campinas, acabamos realizando el trayecto en 1 hora y 5 minutos.

A la vuelta, descubrimos que la Azul había eliminado un horario que figuraba en su página web el día que comenzamos nuestro viaje (presumiblemente por la baja ocupación del servicio). Esa sorpresa desagradable nos hizo tener que esperar en pie, cansados, durante una hora hasta la salida del próximo servicio.

En la página de la Azul se lee que es un autobús con «televisión en directo y películas». A la ida vimos un fragmento de un DVD del Cirque du Soleil. A la vuelta, nada, no enchufaron la televisión y a cambio nos deleitaron con 1 hora y 10 minutos de hip-hop. Dicen también que el autobús ofrece conexión Wi-Fi a Internet, pero esta vez no tuvimos cómo comprobar su funcionamiento.

En total, tardamos 1 hora y 20 minutos desde casa hasta el aeropuerto de Campinas y un tiempo similar a la vuelta. Las dos últimas veces que tuvimos que desplazarnos al aeropuerto de Guarulhos, en la ciudad de São Paulo, tardamos más de 2 horas…

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4. FACTURACIÓN / CHECK-IN

Azul

Tanto en el aeropuerto de Viracopos, a la ida, como en el de Salvador, a la vuelta, nos encontramos con mostradores de facturación sin filas y en los que fuimos rápidamente atendidos (dos horas antes de la salida del vuelo en ambos casos).

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5. PUNTUALIDAD

Azul

El vuelo de ida salió con 10 minutos de atraso y llegó con 10 minutos de adelanto. Mientras esperábamos para embarcar contemplamos parte del éxito de la operación de Azul en el aeropuerto de Viracopos. Desde el momento en el que se abrieron las puertas del avión en el que íbamos a embarcar, para dejar salir a los pasajeros que llegaban a Campinas, hasta el momento en el que estábamos embarcados y se cerraron las puertas, no pasaron más de 20 minutos. La tranquilidad del aeropuerto de Viracopos hace posible ese tiempo récord.

El vuelo de vuelta salió puntual y llegó con 10 minutos de adelanto.
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6. EL AVIÓN

Azul

Volamos en el Embraer 190. En su interior, asientos de cuero. El avión de la ida tenía monitores LCD en los respaldos de los asientos (no fueron usados); el de la vuelta, no. Imaginamos que está discrepancia en el equipamiento de los aviones se debe al diferente origen de los mismos (unos, prestados de la JetBlue americana; otros, entregados nuevos por la Embraer).

En el avión de vuelta se produjo un pequeño problema con el aire acondicionado. Como el avión estuvo mucho tiempo en tierra entre su llegada a Salvador y su salida permaneció con el aire acondicionado a toda pastilla. Como resultado, se produjo una gran condensación de agua en los orificios laterales de salida del aire acondicionado, y las gotas comenzaron a caer sobre los asientos, una parte de los cuales estaba mojado. Las azafatas pasaban de un lado a otro con servilletas intentando secar las gotas. El problema se resolvió cuando el avión despegó.

La disposición de los asientos dentro del avión es de 2 a la izquierda y 2 a la derecha. Son anchos y la distancia entre asientos parece reflejar la publicidad de la compañía: 79 cómodos centímetros entre asiento y asiento. Los pasajeros que quieren 86 centímetros entre asientos pueden pagar 30 reales adicionales por ellos (son las primeras filas del avión).

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7. SERVICIO A BORDO

Azul

En el vuelo de vuelta se ofrecía un vaso de agua conforme los pasajeros iban entrando al avión (a la ida, no).

Tanto a la ida como a la vuelta, y con el pasaje embarcado, el comandante salió de la cabina para dar la bienvenida a los pasajeros, tanto en portugués como en inglés. En el trato con los pasajeros la empresa parece querer ser diferente (el lenguaje utilizado difiere del habitual en otras empresas) pero no ha optado por la informalidad de otras low-cost como EasyJet o Ryanair.

En el asiento, únicamente la hoja con las instrucciones de seguridad. No existe ninguna revista. En el primer vuelo, el bolso del asiento contenía basura dejada por el pasajero que había ocupado el asiento en el vuelo anterior.

No hay carrito de bebidas. La azafata pasa por los asientos anotando los pedidos de bebidas y después va repartiéndolas por los asientos. En el caso de los refrescos, se sirven latas enteras con un vaso con cubitos de hielo.

Azul

Si la barrita de cereales de otras compañías alcanzó la fama, el cesto de aperitivos de la Azul va por el mismo camino. A la hora de comer, la azafata pasa con un gran cesto en el que están dispuestos paquetes de patatas fritas, cacahuetes (manís) japoneses, galletitas saladas, galletitas dulces y mini waffles, todos ellos personalizados con la marca de la aerolínea. El pasajero elige lo que quiere y toma tantas cuantas bolsas le apetecen. En el vuelo de vuelta (en el de ida no ocurrió así) se anunció por el sistema de megafonía que la cesta con los aperitivos estaba en el fondo del avión para el que quisiera más.

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8. PARA LOS FOTÓGRAFOS

Azul

Esta os va a encantar a los que os gusta hacer fotos desde el avión. Las ventanas de los Embraer están novísimas, con poquísimos arañazos y una transparencia raras veces vista en aeronaves de otras compañías.

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9. RECOGIDA DE EQUIPAJES

Ni a la ida ni a la vuelta pasaron más de 5 minutos entre nuestra llegada a la cinta de equipajes y el comienzo de la salida de los mismos.

En el aeropuerto de Salvador, un empleado comprobaba que los resguardos del equipaje coincidieran con los colocados en las maletas. A la vuelta no había nadie realizando esa comprobación.

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10. NUESTRA VALORACIÓN

Nuestra valoración como consumidores finales – y no como especialistas en aviación – de este primer viaje con la Azul es francamente positiva. Existen algunas aristas que deben ser pulidas, pero siempre en aspectos de importancia secundaria (exceptuando el problema de la compra online). En lo que se refiere a los pilares centrales precio y puntualidad, la Azul se lleva nota máxima. Como habitantes de la zona oeste de São Paulo, y gracias al infernal tráfico de la ciudad, la localización del aeropuerto de Campinas se vuelve tan o más atractiva como la del aeropuerto de Guarulhos. Viracopos tiene, además, la ventaja de ser un aeropuerto hasta ahora infrautilizado, por lo que todo transcurre con gran tranquilidad, celeridad y comodidad. No sabemos cuánto puede durar esa situación.

Para nuestro próximo viaje por Brasil la Azul será ciertamente nuestra primera opción.

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Category: aerolíneas

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