la nueva coyuntura mundial y los precios de los billetes de avión

9 enero 2009 | By More

Vaya si cambia el mundo. Hasta hace poco la demanda de vuelos estaba disparada y las compañías no conseguían dar salida a tanta demanda. Aumentaron los precios de los billetes, comenzaron a faltar aviones de alquiler y se redujeron los beneficios dados por los programas de millas de las compañías. En Brasil, aprovechando que el cambio del dólar era muy favorable, los brasileños comenzaron a volar más y las aerolíneas nacionales salieron a comprar aeronaves (muchas veces ni las más baratas ni las mejor conservadas) para poder responder a la creciente demanda.

Con la demanda alta, el precio del petróleo, y consecuentemente del queroseno de aviación, comenzó a subir. Pasó de los 100 dólares. Como el combustible es uno de los principales componentes en la formación de los costos de una aerolínea, varias optaron por retirar sus aviones más viejos y con mayor consumo de combustible, reduciendo el número de vuelos y comenzando a cobrar tasas adicionales de combustible. Muchas compañías de bajo costo en los Estados Unidos no consiguieron aguantar el crecimiento de los costos y cerraron las puertas. Las aerolíneas brasileñas eligieron intentar reducir al máximo el uso de aviones menos lucrativos (principalmente la Varig con sus 767), aumentaron los precios medios de los billetes, acabaron con las promociones y comenzaron a hacer caja para financiar una expansión internacional más rápida (la Tam), para cubrir los gastos de una compra que salió mal (la de la Varig por la Gol) y para hacer frente a una nueva competidora (la Azul). Compañías menos preparadas como la OceanAir consiguieron progresar a base de sufrir mucho, mientras que otras como la WebJet crecieron aprovechando que tienen un público garantizado (el de la gigantesca agencia de viajes CVC, a la que la compañía pertenece).

Llegaron las primeras señales de la crisis, el dólar se disparó en los mercados y el petróleo amenazó caer de precio – junto con la demanda de vuelos -. Algunas compañías se adelantaron y comenzaron a reducir la tarifa adicional de combustible (en el extranjero esos extras caen cuando ya no hacen falta, en Brasil es otra historia bien diferente…) y a hacer algunas promociones de vuelos incluso en la temporada alta de fin de año. En Brasil, la competencia despertó de un largo letargo, y las diferentes aerolíneas comenzaron a lanzar promociones, que fueron muy útiles para las vacaciones de algunos. La Tam recurrió a la justicia para defenderse de la competencia. Cortaron tanto los costos (léase, empleados) que algunas compañías no consiguieron dar abasto a la demanda de fin de año. Y ocurrió lo que ocurrió en los aeropuertos brasileños.

¿Y el futuro? Una vez más tenemos que destacar que la futurología no es lo nuestro, pero vamos allá: la caída del precio del petróleo se mantiene, junto con la retracción de la economía mundial y una reducción de la oferta de vuelos y la cotización del dólar. Parece que la reducción de la demanda de billetes (principalmente la de ejecutivos que pagan las tarifas más caras) fue mayor que la reducción de vuelos promovidas por las aerolíneas para abaratar los costos cuando el precio del petróleo estaba disparado. Por eso, las compañías tienen que incentivar ahora el aumento de la demanda, lo que puede traducirse en promociones y ofertas para el consumidor. La caída de los costos con la reducción del precio del queroseno de aviación puede ayudar. Por otro lado, la cotización del dólar frente al real continúa indefinida. Ojalá que vuelva a niveles por debajo de los 2 reales (lo que no debe ocurrir a corto plazo, ya que Brasil es una nación exportadora y al gobierno no le interesa el dólar bajo, a pesar de que algunas veces las cosas se descontrolen) y el poder de compra aumente. En Brasil no podemos esperar mucho de las compañías nacionales que apenas reaccionan ante las iniciativas de los competidores. Ojalá que la competencia se anime con la llegada de los nuevos aviones de la Azul (compañía que hasta ahora ha demostrado bien poco). Los que pueden bajar son los vuelos internacionales si las barreras judiciales son superadas y las tarifas mínimas finalmente caen, impulsadas por la competencia en esas rutas y por la necesidad de aumentar la ocupación para mantener muchos de los vuelos, que son nuevos, viables durante todo el año. Si el dólar ayuda, puede ser un buen año para nosotros los viajeros. Los que más se pueden beneficiar son los que forman parte de los programas de millas de las compañías, ya que en época de vacas flacas las aerolíneas siempre incentivan esos programas – justo lo contrario de lo que vimos en los últimos tiempos, cuando la situación era más favorable a las compañías -.

Pero todo esto no deja de ser especulación. Vamos a esperar y ver que nos depara el 2009.

Category: billetes

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