una alerta sobre el estacionamento del aeropuerto de Viracopos en Campinas

La semana pasada acudimos al aeropuerto de Viracopos, en Campinas, con nuestro propio coche. La idea era dejarlo en el estacionamento los tres días que íbamos a estar fuera. Menos mal que llegamos al aeropuerto con mucha antelación, el estacionamento estaba completamente abarrotado y había una larga fila de coches esperando para entrar. Después de 40 minutos en la fila, conseguimos una plaza en el estacionamento más alejado del aeropuerto.

El estacionamento –mantenido por la estatal Infraero– está en un estado lamentable de mantenimiento. Cuando volvimos a retirar el coche tuvimos que atravesar, cargados de equipaje, zonas completamente oscuras (las bombillas en las farolas estaban fundidas) del estacionamento con el consiguiente miedo y riesgo de ser asaltados. ¡No había ni un único empleado en las cabinas de entrada al estacionamento!

Es evidente que el imparable crecimiento del aeropuerto (en gran parte resultado del éxito de la Azul, que a su vez ha obligado a la competencia a destinar más vuelos a ese aeropuerto) no ha venido acompañado por una inversión pública que permita adecuar el aeropuerto a la nueva demanda. A la Infraero, que ciertamente no le hace ascos a los cuantiosos nuevos ingresos por tasas de aeropuerto generados en Campinas, no le parece necesario moverse. Y Viracopos se parece cada vez más a esos mamotretos obsoletos que son Guarulhos y Congonhas.

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